Rodo Lambaré es un cantautor de Castelar, que comenzó a recorrer los escenarios y ciclos de poesía en 2010. A través de sus canciones uno puede acompañarlo por soleados campos, pero también por los lugares más sombríos y nocturnos de la ciudad.
Estuvimos conversando con este magnífico intérprete, luego de una de sus tantas presentaciones mostrando canciones de su nuevo disco: "Folklore Primitivo".
En tu música se aprecia un amor bien definido por el folklore, pero
también por el rock. ¿Cuáles serían los orígenes de ambos en tu vida?
El folklore ocupó un alto porcentaje en la música que oí desde la cuna. Horacio
Guarany, principalmente, también Eduardo Falú, María Elena Dávalos... eran
parte de los vinilos que ponían mis viejos en el 'wincofón', a la par que a
Gardel, Arias de ópera, Serrat, Alberto Cortés, Louis Armstrong... Muchas cosas.
Mi viejo tenía una colección de cientos de discos, bastante variados. Al rock
llegué hacia los diez, once años, por presión social de mis compañeros de
escuela 'había que escuchar' tal banda o tal otra, en general yanquis, del
hard rock comercia.,Tuve esa edad en los años en que se hacían los recitales
en estadios y había una invasión auditiva constante en las radios, y hasta
visual: uno empezaba a pensar cómo sería tener veinte años, conocer el sexo,
etc. El mercado te vendía modelos a imitar y uno en la preadolescencia deseaba
parecerse a esos tipos. El folklore logró igual sobrevivir en mí, y junto a
Poison y Bon Jovi conseguí también un '20 grandes éxitos de Atahualpa Yupanqui'
que escuchaba una y otra vez y me transportaba a otros lugares, más internos y
a la vez más amplios: recuerdo escuchar a Yupanqui en tardes de llovizna,
mirando por la ventana a los zorzales buscando lombrices. Tenía también algo de
Charly, pero no le daba en esa época mucha bola, más tarde sí. Hoy por hoy
escucho mucha música medieval, tanto, digamos... occidental como árabe. Hay muy
buenos discos hechos por Eduardo Paniagua, un español.
¿El folklore vio tus primeros pasos artísticos, o fue una transición?
Mi profesora de guitarra no sabía enseñarme folklore, salvo en cuanto a
explicarme la forma en que estaban compuestas las canciones; ella tenía
formación clásica y en el rock. Yo le llevaba las canciones que quería aprender
a interpretar y ella las extraía por audioperceptiva -cosa que también me
enseñó, a no depender de los libritos "Ricordi"- pero las de folklore quedaban
pendientes. Cuando empecé a escribir canciones a los 16 años el folklore,
simplemente, no me salía: hacía rock. Pero me seguí peleando con la guitarra
buscando la manera. Tuve una banda de rock, hacia los 20 años, en la que fui
guitarrista, hacía los coros y componía las canciones, pero no tenía guitarra
eléctrica, las pedía prestadas. Nunca tuve el dinero ni el interés por
comprarme una. Disfrutaba más llevar la criolla junto a la birra y otros
condimentos a las plazas, a hacer ronda con otros amigos y conocidos músicos e
ir mostrando cada uno a los otros los temas de cada uno; los demás eran todos
rockeros, palo Spinetta. De a poco me salieron zambas, antes que ninguna otra
forma de folklore. Algunos años después, un día me levanté sabiendo hacer todos
los ritmos, fue una iluminación. Algo parecido me pasó a los 15 o 16 años: le
pedí a Dios, en quien veces creía, veces no, que me diera el don del canto; a
los pocos días, también, me levanté sabiendo cantar; acaso haber considerado el
problema en manos de otro me relajó y me soltó las cuerdas vocales y el
diafragma.
¿Cómo fue el proceso de composición y grabación de tu último disco,
Folklore Primitivo?
Las canciones del disco, mayoritariamente, las tenía hace años, algunas
hace ocho, otras cinco, dos, etc. La única compuesta en tiempo cercano a la
grabación es "Duendes de la Pena". Sobre la composición en general, me gusta
una frase de Facundo Cabral: "vos estás sentado tomando un café, o lo que
sea, y la canción viene y se sienta al lado tuyo". En general, no
compongo, sino que agarro la guitarra, pongo a grabar lo que tenga a mano y
brota, directamente. Después escucho y tomo nota de pequeñas correcciones
posibles. No soy de romperme la cabeza pensando letras ni arreglos... Si una
'maqueta' de canción no me convence la dejo guardada y me reaparece años
después. A veces luego me gusta, a veces la elimino y chau. Sí hay cierto nivel
de elaboración en el disco "Rodo Lambaré II", que es un experimento
totalmente casero, obsesivo y solitario, de resultado, la verdad hay que
decirla, dispar.
La grabación de "Folklore Primitivo" fue hacia fin del año pasado.
Alquilé una hora de estudio y grabé de de un tirón, casi todas las canciones
salieron sin problemas. Creo que guarda cierto parentezco con las
presentaciones en vivo, cosa que quería lograr, porque cuando grabo en casa soy
demasiado exigente con la interpretación y así solamente se logra el resultado
inverso: se pierde frescura y capacidad de transmisión, al menos en mi caso.
Después lo mezclé yo, con el programa más berreta de audio, pero que a mí me
encanta, amo el sonido berreta. Hice dos mezclas distintas, y preferí la más
opaca, en que se siente más que se está usando una guitarra de madera, y mi voz
suena, creo, más real. La mezcla descartada era más... FM, digamos. El arte de
tapa lo hizo según su criterio (salvo que le pedí que no usara color) Liliana
Navarro Ibarra, ilustradora e historiadora.
En tus canciones se respira un amor por el campo. Contános cómo es ese
vínculo.
Si bien es cierto, y amo el campo y hago escapadas cuando puedo,
prefiero creer que en mis canciones se aprecia cierto énfasis en la naturaleza,
temática que suelo reunir a motivos esotéricos y también a la cultura del
reviente en su variante, digamos, místico cristiana y de adicción al vino tinto
y el tabaco. Volviendo a la naturaleza, la diferencio del 'campo', porque la
creencia de que la naturaleza es campo y otra cosa que la ciudad está
colaborando a matar el planeta.Vivo en Castelar, tengo un jardín de plantas
nativas, con ejemplares de tala, ombú (joven), tarumá y varias lianas, como el
guaco, el mburucuyá, etc. El jardín aloja picaflores, mariposas, zorzales,
chinches... En épocas en que viví en capital hice lo mismo con un balcón, el
balcón se transformó en un ir y venir constante de mariposas y otros insectos.
Mi vínculo con la naturaleza es ser parte, soy un animal, un ser vivo; además
tengo la particularidad de prestar atención. Por ejemplo: pocos notan que hay
muchos picaflores en San Telmo y el microcentro. Eso ocurre porque en las
rajaduras de los edificios crece el Palán palán, arbusto del que se alimentan;
por supuesto, los picaflores, eso sí, recorren la ciudad a algunos metros de
altura.
¿Cuáles son los objetivos a corto y mediano plazo?
En lo artístico, seguir colaborando a que crezca "Maldita Ginebra" es
uno ineludible. Se formó un grupo humano de gran fervor por la creación y la
inmolación neuronal a la par, alrededor de Héctor Urruspuru y mío. Justamente,
otro objetivo es el disco de poesías musicalizadas que el vasco me pidió que le
produzca con mi sello trucho "Magoya masofónico". Ya se puede escuchar un
adelanto que soltamos en el portal más conocido de videos, el poema "Borda de
ámbar mi mente", musicalizado por mí. Para concretar el proyecto voy a juntarme
a musicalizar el resto junto a "Mi propia Necrológica", gran músico
ambient, creador de atmósferas auditivas deformes. Tengo otras producciones en
carpeta, del cantautor de rock Kazachok, por ejemplo, ahora en espera por
motivos particulares que no vienen al caso.
Más allá de lo artístico, y para todos los plazos, espero continuar
gozando de la felicidad, el amor, el vino tinto, el tabaco, y que crezcan bien
las plántulas de algarrobo que germiné hace algunas semanas.
¿Qué le recomendarías a los lectores para estar a salvo del clima convulsionado de la actualidad?
Invitar a todos a que hagan algún arte, el que fuera. Es mejor para
todos poner el tiempo en eso que en la coyuntura, fuera cual fuera la época. Lo
mismo la jardinería, con un criterio cercano a lo que es un 'jardín silvestre'
-puede buscarse información, hay en abundancia- colabora a preservar la salud
mental y a abandonar esa percepción de que vivimos a parte de la naturaleza,
percepción, por otro lado, errónea. Muchísimas gracias por el espacio: que siga
el disparate!!! De eso se trata.
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