Estuvimos conversando con Diego, fundador y director de la Editorial, quien nos abrió las puertas para conocer dos de sus pasiones más grandes.
¿Cómo nace tu pasión por el mundo de las letras?
Desde chico tengo una relación intensa con la lectura y la escritura. En casa no teníamos una biblioteca grande, pero mis viejos se encargaron de que no faltaran libros sin distinción de géneros. Crecí leyendo desde ediciones infantiles de la biblia, hasta enciclopedias y una colección de cuentos clásicos. Todas ediciones muy cuidadas, con ilustraciones y alguna que otra intervención. Desde el principio, sentí una fuerte atracción por ese mundo de fantasía y aventuras. Creo que la primera vez que sentí un fuerte regocijo por el ejercicio de la lectura fue con El Príncipe felíz, de Oscar Wilde.
¿Cuáles eran (y son) tus libros favoritos?
Nunca tuve favoritismos muy sostenidos. Pero sí una preferencia por aquel Príncipe Felíz de la infancia. En la adolescencia descubrí un lindo trinomio: Cortázar, Borges, Arlt. Y ahora me cuesta encontrar favoritismos. De todos modos, hay una serie de libros que amo profundamente: Pedro Páramo (Rulfo); Bartleby, el escribiente (Melville); Solaris (Lem); La balada del café triste (McCullers), El Amante (Duras), Una novelita lumpen (Bolaños), Rashomon y otros cuentos (Akutagawa). También soy muy seguidor de la narrativa argentina contemporánea (por ponerle un nombre). Algunos de mis libros favoritos de esa “categoría” son: Tres veces luz (Mattio); Las poseídas (González); El río (Mundani); El Cristo roto (Rubio); El sol mueve la sombra de las cosas quietas (Kamiya); Como si existiese el perdón (Travacio); Cuando el peligro es pequeño somos felices (Schcolnik).
¿Cómo se dio el nacimiento de Editorial Omashu?
Con un grupo de amigas y mi hermana hacíamos una pequeña publicación gráfica dedicada al boxeo llamada Sullivan. En algún momento le comenté a mi hermana que habíamos juntado material como para editar un pequeño libro artesanal. Entonces, mi hermana me preguntó: “¿y por qué no sacamos una editorial?” Desde ese momento, nos dedicamos a averiguar sobre el circuito de edición artesanal en Buenos Aires. Hicimos cursos, entrevistamos editores y escritores. Después de tres años de trabajo, nos sentimos seguros para salir con los primeros libros.
¿Cómo es tu relación con el mundo del boxeo?Soy un apasionado seguidor desde muy joven. Con el tiempo, ese gusto se fue consolidando hasta volcarme a su investigación a partir de la tesis de posgrado (estudié la licenciatura y maestría en comunicación). Además está aquella genial experiencia de Sullivan, el fanzine-revista dedicado al boxeo -sobre todo- amateur.
Ya tenemos las bases. Literatura y pasión por el boxeo. Y llegó ¡Break! ¿Cómo fue la selección de textos?
¡Break! Arrancó por consejo de una escritora amiga, Débora Mundani. Sabiendo de mi inclinación por el boxeo dijo: “Tienen que hacer una antología con esa temática”. Tomé el consejo y empecé la búsqueda. No fue fácil porque el boxeo compone un universo bello pero complejo. Por suerte, salió algo bonito. Hasta pudimos incluir a Carlos Irusta, que nos acercó el primer texto que le publicaron en la revista KO Mundial. Si bien Carlos no es un escritor de ficción, su pluma es excelente, y su trayectoria como periodista es inmensa.
¿Tenés pensado lanzar otro trabajo con una temática similar?
En principio, no. Sin embargo, resulta imposible aventurar una negativa rotunda. El boxeo siempre está presente entre mis intereses. Así que nunca se sabe.
¿Cuáles son los proyectos a corto y largo plazo?
A corto plazo, vamos a sacar un libro de cuentos de Marcelo Rubio (autor que participó en ¡Break!). Calculamos que para fines de noviembre estará en la calle. En tanto que a largo plazo nuestro objetivo es construir un catálogo piola y, a través de él, dar con una serie de libros que -tanto en su contenido textual como material- le haga pasar al lector un buen rato.
Un detalle más. Cuando iniciamos el camino, con mi hermana, no imaginábamos el trabajo enorme que requiere llevar adelante un proyecto como este. Pero tampoco sospechábamos el nivel de alegría y satisfacción que nos iba a devolver. No podemos estar más contentos con Omashu.
¡Muchas gracias, Diego!
*Fotos tomadas del Facebook e Instagram de Editorial Omashu.
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